El CSA Al Trajín deja paso a una residencia de estudiantes

El colectivo que ha okupado desde enero el pabellón Zarandona de la UMU en el barrio del Carmen se marcha ante la amenaza de fuertes sanciones

Un concierto y un «recorrido artístico por todo lo que ha sido y será CSA Al Trajín», junto con concentraciones a las puertas del Rectorado, despiden entre hoy y mañana la actividad autogestionada en el pabellón Zarandona del barrio del Carmen, propiedad de la Universidad de Murcia, que quiere que a mediados de julio comiencen las obras para la construcción de una residencia de estudiantes en el recinto. El colectivo que desde el 28 de enero ha okupado el centro deportivo, en desuso desde hace más de un año, se marcha voluntariamente ante la amenaza de sanciones equivalentes al 5% del valor del bien. Pero ya buscan otro espacio al que trasladarse.

El espacio ha acogido durante estos cinco meses talleres gratuitos de pintura, yoga, fotografía y deportes y ha funcionado como biblioteca, así como de asesoría para los miembros de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca y local de ensayo para actividades folclóricas de la comunidad inmigrante. «Es una pena, cuesta trabajo encontrar un sitio así», se lamenta Yanet Flores, presidenta de la asociación Raíces Bolivianas, quien asegura que ahora tendrán que volver a ensayar «en el Malecón, al sol».

Los responsables del CSA aseguran que el local ha realizado «actividades pedagógicas en línea con el espíritu de la universidad» y que han cumplido un papel social en el barrio. La UMU tiene más dudas sobre lo acontecido en el centro. La mala imagen del fenómeno okupa en general lastra las posibilidades de que el CSA se traslade por acuerdo a otro local, perteneciente a la universidad o a otra institución. «Nos consideran grupos subversivos», afirman.

La Universidad ha advertido a los okupantes del pabellón que a mediados del mes de julio pretende dar «pleno dominio de la propiedad» a la empresa que gane la concesión para construir y explotar una residencia universitaria durante los próximos 40 años. La puja entre dos empresas, que asumirían una inversión de 17 millones de euros que incluiría parking, pistas deportivas y tiendas, se conocerá la semana que viene. «No podemos demorar la obra si queremos que esté operativa para el curso 2014-2015», explica Joaquín Lomba, secretario general de la Universidad de Murcia. Los miembros del CSA creen que la adjudicación se ha acelerado, desde que el proyecto se aprobó en 2009, para evitar que la actividad autogestionada se asentara en el local.

El conflicto de intereses entre la UMU y los okupas ha acabado con muchas tiranteces pese a que comenzó con buenas palabras y  negociación. Lomba ha sido objeto de difamantes críticas y hasta amenazas en Facebook. Los miembros del CSA se desmarcan de los mensajes con contenido violento pero acusan de cinismo a la universidad. «Nos pusieron el caramelo de trasladarnos a otro lugar porque no querían que su imagen se viera perjudicada por un desalojo violento pero en realidad han esperado el desgaste y todas las promesas no han sido más que palabras». El colectivo, que surgió de la comisión de Autogestión del 15-M durante la acampada en la Glorieta, considera que los dirigentes de la UMU no velan por el interés de la comunidad universitaria . Lomba, por contra, asegura haberse desvivido por llegar a una solución concertada y recuerda que «hay otras administraciones que tienen más responabilidades» en la dinamización del barrio. Así de tensos son los últimos días de un pabellón deportivo con cuarenta años de historia.

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